Polen

Edificada en el porqué
se batirá como insecto
la boca

bicha
la boca

se prenderá
con todo lo que no sea
baba
ni cosa resbalosa

en la frente
pomulos
memoria

falseando la mueca del perdido
del otro

saliva
en lo demás
vertebrará
el vacío.

Simulación

Simulemos la oquedad
el sinsabor
la patria
lo azul
el queso crema

Simulemoslo todo

Porque en rigor de verdad: peces

Por pasillos
rotos de caminarse sombra y cuerpo
de doblarse
de frotarse futilmente

Me construyen toldos
a medida

Y me articulo
me archipliego
en función de los ojos para allá
los que se suponen soles o piedras o algo imperioso
que ponga sobre negro
tanta tara
sobre blanco
tanto nombre

y el misterio
remanido, obsoleto,
puertita de pena boba
purpurina
placebo sensual

Un dia de estos ni anzuelo
y yo

Pueblo de rostros
el aire

Sofia

La comisura de los labios le desentraña la tristeza, revela en gris todo ese puterio trashumante a bocanadas de humo frío.  Anteceden a Sofía aquellos fantasmas que supo habitar en el trayecto de su casa hasta la esquina de la confitería “El Molino”, en el barrio de Congreso. La gente, sin embargo, es cartón pintado, una simulación de cotidianeidad exasperante.

Y si te busco es el pretexto, ese hilito de credulidad que se cuela en las estaciones bajas, la atmósfera densa de lo callado. Cuánto daría por reconocerme! por identificar esta torpeza residente. Este nada detrás.

Ella mastica cancioncitas junto al semáforo de Rivadavia, como si algo del mundo le perteneciera secretamente. Los ojos grandes y la boca cierta, el cuello libre, las manos frías, y la paz que solo conocen los monjes y los psicópatas plantada en la cara. Algo hay de comunión, de secreta ceremonia entre su belleza detenida y la mugre ajetreada del barrio. Algo de justicia. Porque Sofía nunca supo discriminar el aire del cuerpo, ella se mueve por obra y gracia de la misma conciencia que auspicia los vientos, como una frágil extremidad de lo inasible. Es el olor fresco de la madrugada, y es lo gris en el reflejo del sol; y es por sobre todas las cosas, esa hoja marrón caída de un árbol más marrón. Puede arrastrarse por el suelo mortecina, como un animal famélico, y al mismo tiempo, sin decir “agua va”, remontar vuelo como el más instruido de los pájaros. Así y todo conserva siempre un rictus introspectivo, un dejo de resignada melancolía. Triste vuelo el de esa hoja marrón! mareada de intentar alcanzar algo de aquello que una vez verdeaba en comunidad.
En Floresta hace frío, la calle esta completa de otoño, y yo casi puedo imaginar al 99 circular entre Diplodocus y Velociraptores, en tiempos donde el colectivo pasaba y hacía feliz a la gente, y no se veía uno con cara de estúpido, esperando que una carcacha extinta refuerce su condición de peatón impuntual.
Nos ampara el desconcierto, la fiebre ocasional, el miedo. Y sin embargo, a fuerza de tiempo: Las cosas.
Frente al Congreso Sofia sosiega la espera imprimiendo con los piecitos un juego revoltoso de músicas sobre los baldosones, con un pulso imposible. El borracho de turno maldiciendo por lo bajo chasquea la lengua entre los dientes junto al puesto de diarios, donde se entrevera una baraja, a tempo. Todo es negrura. -más chasquido! pide ella con el cigarrillo de batuta. Chilla el camión de la basura  -Chack...chak, una monedita doña?; y pasos. Un pibe a trote desparejo llega riendo, exponiendo el motivo principal. Redoble de motor viejo increscendo.  -Truco carajo!- grita el diariero, y arremeten los vientos: una bolsita transparente que se infla y se desinfla de forma regular, toses, el aire comprimido en las puertas del colectivo, el smog, el olor a pegamento. De fondo un perro y las palomas hacen las delicias del contrapunto, -son buenas Anibal, la puta que te pario-. Sofía baila como poseída, pide a todos los que pasan por ahí que se sumen a la melodía, que la varíen, que se caguen de la risa. -Más chasquido mendicante!. Suenan las bocinas, y todo parece estallar. Un golpe soberbio del pié apaga el cigarrillo y enmudece al barrio. Piano súbito, la nada, silencio total, solo se se escucha la risa alienada del pendejo que se pierde en la placita para no volver. Sofía levanta la cabeza y mira el reloj.

Claro que todo podrá reducirse a la espera, o al ejercicio infatigable de la luz, o acaso dé lo mismo; pero lo que no podremos discutir nunca será la soledad y la estupidez.
Camino adentro se consolida la noche. La conciencia me sorprende caminando, sorbiendo la luz artificial de los bolichitos de Rivadavia, exhalando vapor.
Cuando la conocí, toda la ciudad a sus espaldas se me figuraba inacabada, como si ella fuera la entelequia de mi mundo. Una rara semilla. Y no le adjudico esto a la borrachera que teniamos, ni al espacio que me dejaba para divagar en sus larguísimos silencios. La belleza es inapelable. Bruno, un hombre de unos cuarenta y cortos, hervia tallarines en su ollita de acero inoxidable. Sorbía el vino y se rascaba. Alrededor de la cocina, había una sola pared.Tenía la calle enfrente como un inmenso cuadro móvil, minga de ventana. Asomado desde su primer piso, podía ver una fila de autos que se perdía en un agujero enorme al final de la calle. Alguien tocaba el piano. Más allá, todos los semaforos daban ruido blanco. Los cables de la calle, inconexos, dispares, abandonaban a los pájaros que, lejos de buscar otro lugar donde colgarse, caminaban como cristianos por la vereda. La gente estaba detenida, el cielo turbulento y Sofía exacta.

Comprendo que fui arrastrado a los pies de la línea A de Subterráneos. Tengo una hoja marrón en la mano izquierda y cara de loco en el reflejo del vidrio de la estación. Porque la ciudad también la escucha, también le dirige el pulso del cuerpo; porque si hay una sola aproximación a la perfección, esta subyace en el misterio, nunca en la certeza, y el misterio es el hijo tonto de la muerte. Así se enlazan, como una idea de lo perfecto.
Sofía tiene un pecho rebosante de noche, una cúpula verdolaga de tierra non santa que escupe leche al cielo, y tiene un molino vigilante por ojo. En los surcos de la calle se le pierden los dedos dilatados. Tiene puentes tras los codos y puertos tras las rodillas.
Te escucho Sofia. Te reconozco.
Voy a entrar ansioso por tu boca de subte, como un beso. Embrujado.
Estás en lo oscuro, y yo en vos. En la cavernosa humedad bajo el asfalto, chillando como animal, mientras recorro tus cloacas de baba. Suspiras entre las puertas de la estación, como cansada, y yo cada vez más allá, más profundo, te descubro el nombre. Soy un espermatozoide en el vagón que te recorre. Al llegar voy a abrirme paso por las escaleras, como un sobreviviente. Voy a ser un rey bajo el cielo fecundo y no existirá un solo fantasma en la soledad de este barrio acabado.

Tardos

Hablemos con fiebre
bizcos
inventame bien
dale
con fiebre
y las perspectivas
nos las arrancamos
y las verticalidades

vos por el costado
y yo
por allá tambien

tropezamos

tardos

¿de que? ¿con que?

como si importara

estamos con el asuntito de la fiebre
lo otro

se pierde

escarpa
parda

del amor

Hum(m)us

Enjuagá en la pileta
los garbanzos
ya remojados
o de lata
con las manos
las dos

Ahora
dejá que corra el agua
en la bacha
y poné un diente de ajo
en el bowl
de los garbanzos.

El agua de la ducha
abrila también
y agregá un limón
exprimido
(nunca de botella)
a la preparación.

Cuando el agua empiece a ganar el comedor
agregale aceite de oliva
mucho

Revoleá pimentón rojo
sobre el piso flotante

Subí los gatos a la cama
o a la mesa
(a gusto)

Descolgá mis fotos

Espera que llueva
y procesa
todo
el tiempo que sea necesario.

Fundamentos

dale, bueno, mirá
tu risa debiera ser como un triunfo
y vos no, vos mas bien serias como una intermediaria
pero sin saberlo eh
es fundamental
por lo menos
aparentar
que
no

tenes
la mas puta
idea

de lo que pasa cuando te reis

(pero el mundo alrededor tuyo si se da cuenta)

y vos tambien
(en el fondo)

pero practicá
tu cara de no entender

es importante.

que tren

Con el maquillaje corrido
de manteca y pan
que transforma la falsa mañana
en una mueca torcida
se entregan al hipnotico vaiven
del anden estatico.
-Lo que se mueve son las tripas-
Es la rabia la que empuja
la que se condensa en el talon gastado
de los zapatos muertos
la misma rabia que late
y dispone el ritmo del trayecto

no chilla el tren
no aulla el guarda
no quiebra los timpanos el silbato insoportable

Es la estatica en el pelo
las manos hinchadas
el sudor que soño ser lagrima
la corbata que asfixia
el retrato desdibujado del niño arrebatado

Al lado, pasa la ciudad
fresca, rancia, artificial
como fulana en el Free shop
simulando acentos extranjeros
que le quedan como el culo.

Precipitación

Resbalaba la baba blanca
¿o era la espuma?
da lo mismo
yo era la cosa

sin mas (o sin otra cosa qué)
polvo gris
carboncito
conglomerado de mugre roja
esqueleto y tripa gorda

Un recuerdo
no
Una precipitación

Ya
el pelo lo caliente las uñas de las manos
Ya
codo tierra encanto

y la implosión

sobre todas las cosas.

Como un pez en el agua

El cerebro es un cuchillo, de eso no hay dudas...concebimos los símbolos que componen nuestra realidad subjetiva en base a las discriminaciones que generamos entre la materia.
El espacio, que creemos, habita entre un cuerpo y otro y todos aquellos detalles que otorgan a este objeto una identidad concreta no son mas que una sola cosa.

Así como el pez no concibe la existencia del agua, nosotros no concebimos la existencia del aire...y mas aun…nos resulta imposible advertir que la materia no es mas que una necesidad de nuestra mente para organizar los símbolos a descifrar en un plano determinado.
En esta convención espacio temporal todo vibra, yo no soy otro, yo soy uno. Como vos que no sos vos sino uno en tanto yo me comprendo vos y a vos todo.
Por eso mi amor, es propicio que comprendas mi punto.
Ya se…ya se, resulta extraño pensarlo…pero es cierto.
Somos parte de una conciencia universal, contenedores y participes del universo. Mi mano es tu mano, mis ojos son los tuyos….y no hay distancia que nos pueda separar jamás, porque no existe tal cosa.
Yo soy el mar, y yo soy yo bañándome en mi mismo, y  sos vos siendo yo bañándonos en nosotros, y somos nosotros quienes contenemos a nosotros mismos entre la tierra…y el aire que nos damos para respirar a nosotros que somos yo. Entendes?
Soy y estoy cuando quiero…donde quiero, porque SOY, así con mayúsculas.
La palabra, la materia, el pensamiento…todo es artificio…y no es algo que entre por la razón…yo lo siento aca…aca en el pecho como una pulsion atemporal, como una presión constante, una fuerza superior.
Abrazar a un amigo es abrazar a un árbol, dar una vuelta a la manzana es escalar una montaña…hacer el amor con vos es hacer el amor con… tu hermana. No…no te pongas así…yo se que es duro, pero trata de entenderlo. Somos uno en todo y todo en uno, yo soy vos besándome a mi que sos tu hermana y vos y yo que somos uno solo. Entendes mi amor?
La infidelidad es un concepto tan abstracto como una mesa, o un reloj. De hecho es mas absurdo aun, porque dado que uno es todo aquello con lo cual puede llegar a corromper su fidelidad es imposible que exista tal cosa, entonces?, podremos hablar de ser “fiel a uno mismo” pero eso no escapa! Eso es una convención cultural! Todo es un invento mi amor!
Y yo hablando de estas pelotudeces…mira como te queda ese vestido!...hermosa…veni.
Tengo tantas ganas de saltarte encima…tantas…que me voy a ir a la casa de tu hermana…espero que lo disfrutes tanto como yo, te amo.

Desperté en la ceremonia una elegía yanki belvedere al sur  abriéndose al desierto de Mataderos. ¿A quién le cantan esta pavada exacta? Pens...