colgué el cuadro de xul
arriba de la estufa
junto a la ventana
estoy seguro que
un aire tibio empasta
el humo del incienso en los ojos
respiro corto
para que sean encadenados
repito
encadenados como por cadenas
y revoleo el agua para todos lados
lejos
los cuerpos citrinos
son cosas que caen
resoplando el polvo
los cuerpos
en el fondo hago pie
con el agua entorchándome las orejas
la ciudad en la trompa de una nave que atraviesa la noche encarando la pista
todas esas luces
en la radio
algo nuestro
canto
a media voz
cómo te extraño.
esto es lo feo
del poema
aparte, quiero decir,
que traigan a todos los que andan paladeando el aire
para constatar
que los vidrios rotos
el capó abollado
la persecuta del mismísimo espíritu de San Fermín en el centro de la ciudad
no son por los pelotazos repartidos a troche y moche por el cielo
sino que las cosas son un estado de no sé qué territorio importante
y morir de la palabra frío
practicamente
seco.

Desperté en la ceremonia una elegía yanki belvedere al sur  abriéndose al desierto de Mataderos. ¿A quién le cantan esta pavada exacta? Pens...