Siempre adopto esa posición

con la frente en la pared

y los ojos al fuego azul de la estufa.

Casi puedo verme 

los mocasines o los pies

rematando el jogging rojo

caminando por Rodó.

El otro día, no te conté, 

cuando volví a ver a mis alumnos

uno me dijo: ¿A donde estabas?

me reí a carcajadas

también respiré la lana del cubrecama

y me hice un bollito a la noche.

Juraría que estoy en el sillón

o que pasé por la carnicería.

Te hablo

cada tanto


desde cualquier parte de la casa.


Ahora comés pochoclo con queso

mirando una película en la cama

te toqué los pies, dijiste: "Un deja vu"

y volví flotando al comedor

a aplomar la pared.

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