Desperté en la ceremonia
una elegía yanki
belvedere al sur
abriéndose al desierto
de Mataderos.
¿A quién le cantan
esta pavada exacta?
Pensaba en el genoma
y su tara
caminando
qué decía.
Te conocí en el aire
con la borra cenital del escenario
separando intenciones.
El público estaba en habitar el asunto
el rol, quiero decir.
Tu garganta no.
Ellos eran la escena
vos un error
un acierto de la fé
que no me la cuente
este quejido nasal
esta misa pelotuda.
Hace unos días me desvelé
sonaba El Adiós en la radio
ya no sé qué parte del mundo
dejó de hablarme.