Carnaval

Rompió el silencio
que era lienzo
greda
el crepitar
de la primera cuenca

entonces
pudo ver
sus ropas oceánicas
-o es que susurraba
cómo hilos
un secreto a la noche-

Y
La roca azul
La roca blanca
vio también

amasó el barro
forjó su lengua animal
y la corona
de espinas refulgentes
en la frente negra
constelaron el cráneo
especular
al centro
del cóncavo salón
dónde diverge
Ahora
¿dije siempre?
cómo música
la luz
para que bailen
piedras
polen
corales
y volcanes
la mascarada

el eco
Obstinado.

Streptomyces coelicolor

Evaluó la posibilidad
de vivir
en el perfume
que se infiltraba
por el ventanal
del edificio
podría tocar
finalmente
el peso específico
de los madrigales
y empujar los hilos
oscuros de Gesualdo
hasta el misterio
de la gravedad
pero había olvidado
el arte de la transmigración
y Streptomyces coelicolor
le parecía un nombre
demasiado pretencioso
para un hogar
o un poema.

truz

Pasó hace ya tanto
esa vidita mía
estuve
quiero decir
en el mundo
cómo habitante oficial
bien sobando sus formas
firmas
firmes!

Acá
la inclinación sideral
hacia el egoísmo impostado
porque ni para eso daba, corazón!
la gente decía
mío
pero pensaba: frío
odiaba en secreto las lógicas ajenas
y la cara
cara
cascara

Yo
creo que
-en qué-
lo vi
porque estuve en el mundo
o cerca de él
a veces lo sentía
en la espalda
y yo no sé qué miraba
pero se parecía muchísimo
a un desencuentro
y los días las horas minusválidas
se achicaban
todos corrían
los terraplanistas del tiempo
se llenaban la frente de palabras
y los párpados
¡si habré arruinado camisas con esa tinta!
¿pero quién podía negarles un abrazo?
porque decíamos que era nuestra
la vidita
la mismi vidita
la cosita esa que a pesar nuestro
pasó

perdón perdón perdón

era una danza
inconexa
inconveniente
el mundo

y sobre todo se hablaba

muchos decían que la música era maravilla del señor
pero nadie escuchaba música
ni sabían quien era el señor
ni si había una mujer
ni porque estábamos condenados a un eterno babyshower

Estuve en el mundo
o lo ví venir
viajaba hacia él
en un quilombo épico
repleto de sortijas
y soliloquios

Hasta el día en que el corazón
atravesó el murmullo
oceánico
Y prendió fuego
todo

Fue tan
diría que desolador
para el mundo
para la vidita
que -a fuerza de qué-
me gané
pero no hay confín
paisaje piedra
que pueda dar fe
de que una vez:
Había.





Desperté en la ceremonia una elegía yanki belvedere al sur  abriéndose al desierto de Mataderos. ¿A quién le cantan esta pavada exacta? Pens...