esto es lo feo
del poema
aparte, quiero decir,
que traigan a todos los que andan paladeando el aire
para constatar
que los vidrios rotos
el capó abollado
la persecuta del mismísimo espíritu de San Fermín en el centro de la ciudad
no son por los pelotazos repartidos a troche y moche por el cielo
sino que las cosas son un estado de no sé qué territorio importante
y morir de la palabra frío
practicamente
seco.

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